Las inversiones de capital privado en Startups son para quienes están dispuestos a apostarle a la innovación, a empresas de etapas tempranas con mercados no necesariamente probados; son inversiones muy arriesgadas y es complicado discernir entre un emprendimiento que fracase y uno que no. Apostar en startups es apasionante, las ideas pueden ser verdaderamente revolucionarias, tener un impacto social importante y los emprendedores verdaderos actores de cambio dispuestos a todo por su empresa y que arriesgarse con ellos y por ellos es parte de lo que debe hacer un ángel inversionista, ya que uno se vuelve partner.
Dando continuidad a nuestra nota anterior y a nuestras recomendaciones, a continuación, te presentamos más consejos que parten de nuestra experiencia y que te permitirán tener un panorama más amplio a la hora de tomar una decisión de inversión y evitar posibles equivocaciones como las siguientes:
5. No tener una tesis de inversión
Tener una tesis clara nos ayudará a evaluar, seleccionar un proyecto y cumplir nuestros objetivos como inversionistas. Algunas premisas que te podemos recomendar para establecer una tesis son las siguientes: la etapa de maduración en la que se encuentra el emprendimiento (recuerda que mientras más inmaduro, mayor riesgo), el sector en el que pretendes invertir, el tamaño del ticket, la geografía aplicable o los criterios básicos de selección como el emprendedor, el equipo, el plan y tu salida, así como el instrumento de inversión que usarás, así no desperdiciarás tiempo, dinero y energía en algo que no esté en nuestros parámetro de selección y tampoco le haremos perder el tiempo a un emprendedor que sabe qué estamos buscando.
6. Aportar dinero como el máximo y único valor para una startup
Es muy obvio y válido pensar que nos buscan como ángeles inversionistas por lo que podemos aportar monetariamente, pero hay que tomar en cuenta que darle el dinero a una empresa no resolverá necesariamente su situación. Una empresa puede recibir un millón de dólares y no saber dónde gastarlos. Busquemos dar mayor valor que el económico, el dinero donde sea se puede obtener, la mentoría, las conexiones o contactos no. De esta manera, nos convertiremos en más que socios, esperando que, con ello, se eleven las probabilidades de éxito para todos.
7. Considerar erróneamente que eres el cliente objetivo
No pensemos que el producto o servicio en el que nos proponen invertir es para nosotros, no necesariamente somos el mercado objetivo, creerlo podría crearnos un punto ciego y nos haga pensar que la startup no es atractiva; quizá a nosotros no nos parezca atractivo porque no lo compraríamos. Si existe duda al respecto, será necesario que el emprendedor nos clarifique quién es su mercado, el tamaño, su escalabilidad, su estrategia, pruebas en el mercado y sus conclusiones. Debemos tener claridad en el potencial del mercado de la startup en la que deseamos invertir.
8. No tener claridad para el emprendedor sobre la decisión que tomemos
Hemos aprendido a que invirtamos o no, tenemos dos obligaciones con la startup, primero ser claros en las razones por las cuales vamos o no invertir en ellos y segundo dar una retroalimentación sobre la presentación que nos hacen. Qué consideramos que necesita mejorar y lo que sabemos que está bien logrado, de esta manera ayudamos a que en las siguientes presentaciones ante otro ángel inversionista o un fondo de inversión, puedan agregar el valor a su presentación.
Finalmente, recordemos que en las etapas iniciales se trata de apostar al emprendedor y su equipo, no en la compañía. Pensemos en la oportunidad de mercado y no en los retornos de inversión. El 90% de las startups fallan, y pocos tenemos la certidumbre para discernir entre las que tendrán éxito y las que no, pero las que resulten exitosas, el rendimiento será inigualable.
“Price is what you pay. Value is what you get.” Warren Buffett