Es natural que las personas busquen brindar continuamente retroalimentación en diferentes circunstancias y contextos, ya sea utilizando un lenguaje verbal, escrito o mediante gestos, para comunicar y retroalimentar puntos de mejora; este artículo será de ayuda si buscas optimizar las técnicas habituales para dar y recibir un feedback a partir de 4 preguntas básicas:
Si bien, pareciera difícil encontrar el momento idóneo para brindar o buscar un feedback, te compartimos que el momento perfecto es cuando te venga en mente la idea de que hay oportunidades de mejora en la otra persona, o a su vez, si te sientes perdido respecto a tu desempeño laboral. Un ejemplo podría ser después de una presentación que se hizo con un cliente o con el jefe. No dejes pasar tiempo, ya que sólo logrará complejizar soluciones que pudieron ser sencillas, de ser abordadas oportunamente.
Puede suceder que la persona no sea receptiva con el mensaje y muestre desacuerdo ya sea de forma verbal, o implícita a través de gestos de incomodidad, inconformidad o molestia. Una vez detectado alguna manifestación de lenguaje negativo, detén la retroalimentación, indaga con alguna pregunta, o indica a la persona que percibes su desacuerdo, y dialoguen para regresar a un ambiente positivo. Si posterior a 10 minutos la persona no muestra interés, será mejor reagendar, haciendo entender a la persona el objetivo y la importancia del feedback.
Las personas pueden interpretar de una forma diferente el mensaje que intentas comunicar, por esta razón es muy importante cerciorarse que el mismo fue comprendido correctamente. Buscar al final de la conversación que la persona que recibe el feedback comunique los acuerdos a los que llegaron, funciona para conocer que lo comprendido está en la misma línea de lo comunicado, en caso de identificar que no fue así, será necesario reforzar la idea, para que el feedback pueda ser considerado exitoso.
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Todos sabemos que un buen trabajo en equipo nos permite dividir las tareas de manera adecuada y que los resultados positivos se multiplican. Como dicta una de las leyes universales de Newton: “La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo”. Y es que a medida que las compañías empiezan a crecer, se enfrentan con más frecuencia a problemas de organización que devienen, muchas veces, en la incapacidad para desarrollar una metodología adecuada para la asignación de actividades. Es decir, ¿cómo sabes si la gente de la que te rodeas en lugar de darle solidez e integración a tu empresa, no te está poniendo el pie?
A continuación te presentamos 10 señales básicas que te harán cuestionarte si la gente con la que trabajas es la indicada:
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